Homenaje luctuoso al maestro Javier Barrientos Castañeda

José Filiberto Rivera Medellín/// Ágora Digital

“Patris amicum artifex magister vir pluris scientia…honore cui honore meretur”

(Al padre, al amigo, al artista, al maestro, al hombre de múltiples conocimientos…honor a quien honor merece).

Fresnillo(18-08-2023).-Qué grande y hermoso espectáculo es ver al hombre salir de la nada por sus propios esfuerzos; disipar, por medio de las luces de su razón, las tinieblas en las cuales la naturaleza lo tenía envuelto; elevarse por encima de sí mismo; lanzarse con las alas del espíritu hasta las regiones celestes; recorrer a pasos de gigante, cual el sol, la vasta extensión del universo; y, lo que es aún más grande y difícil, reconcentrarse en sí para estudiar y conocer su naturaleza, sus deberes y su fin.

     El espíritu, como el cuerpo, tiene sus necesidades. Éstas son los fundamentos de la sociedad, aquéllas establecen el placer y la satisfacción; las ciencias, las letras y las artes, extienden guirnaldas de flores sobre las cadenas de hierro con que están cargados, ahogan en ellos el sentimiento de esa libertad original para la cual parecían haber nacido. El maestro Barrientos como era conocido en el argot artístico pone de manifiesto las palabras del ilustre Sócrates: “De los poetas, he pasado a los artistas. Nadie desconocía más que yo las artes; ninguno estaba más convencido de que los artistas poseían bellísimos secretos. Sin embargo, he observado que su condición no es mejor que la de los poetas y que, tanto los unos como los otros, están en caso análogo, porque los más hábiles, los que descuellan en su profesión, considérense como los hombres más sabios. Esta presunción ha oscurecido de hecho a mis ojos su saber, de tal suerte que haciendo las veces de un oráculo y preguntándome a mí mismo qué preferiría ser, si lo que soy o lo que ellos son, sin saber que ellos han aprendido o saber que no sé nada, me he contestado a mí y a Dios: Quiero permanecer siempre siendo lo que soy”.

     ¡He allí los hombres maravillosos que han merecido durante su vida la estimación de sus contemporáneos y a quienes se les ha reservado la inmortalidad después de su muerte! ¡He allí las sabias palabras que hemos recibido de ellos y que nosotros transmitimos de edad en edad a nuestros descendientes! ¡He allí las grandes obras de pintura y escultura emanadas de los más profundo sentimientos del autor a través de la imaginación y creatividad!

     El artista como ente humano, no es más que la resonancia de un hecho social; la obra de arte si es creación personal, es en su base repercusión social. El pueblo es en último término presencia y proyección de toda expresión artística, a este respecto cabe citar las palabras del compositor ruso Glinka: «No somos nosotros los que creamos; es el pueblo quien crea; podemos solamente recordar, comprender y ordenar»; por ello, el maestro Barrientos siempre fue un artista del pueblo y para el pueblo.

     El artista, el intelectual, es un virtuoso de la imaginación, de la memoria, de la fantasía, de la inteligencia, del genio creador. Su misma conciencia, siempre ejercitada y alerta, le hace ver claramente la injusticia. Y la ofensa que la injusticia hace a su espíritu habrá de ser fundamental en su vida y en su obra.

     Para el maestro Barrientos, el arte no es solamente un aspecto del trabajo: también es una ideología. Una ideología no es más que la reflexión sistemática de la vida entera, tal como aparece en la conciencia humana. La conciencia humana se encarna en pensamientos individuales, momentáneos, aislados; pero cuando estas ideas y pensamientos empiezan a cristalizar, entonces se convierten en ideología; para el maestro Barrientos el arte de la pintura, escultura y xilografía siempre fue un instrumento para captar la realidad y el arma para propagar determinados puntos de vista que defendía a capa y espada.

     Hoy en esta tarde en la que nos congregamos la familia artística y social fresnillense queda muy claro aquellas palabras que su Santidad Juan Pablo II refería a los artistas y muy apropiadas al maestro Barrientos: “Nadie mejor que vosotros, artistas, geniales constructores de belleza, puede intuir algo del pathos con el que Dios, en el alba de la creación, contempló la obra de sus manos. Un eco de aquel sentimiento se ha reflejado infinitas veces en la mirada con que vosotros, al igual que los artistas de todos los tiempos, atraídos por el asombro del ancestral poder de los sonidos y de las palabras, de los colores y de las formas, habéis admirado la obra de vuestra inspiración, descubriendo en ella como la resonancia de aquel misterio de la creación a la que Dios, único creador de todas las cosas, ha querido en cierto modo asociaros”.

     Finalmente, el artista vive en la intimidad de su arbitrariedad y en la espera de su necesidad, unas veces es una voluntad de expresión la que comienza la partida, una necesidad de traducir lo que se siente, el artista no trabaja para merecer elogios o admiración, o para evitar la censura y el odio, sino obedeciendo a la voz que le gobierna con autoridad, a la voz del maestro ante el cual debe inclinarse, y del cual es esclavo; es por ello, por lo que el artista se tiene necesariamente que nutrir del «mundo exterior» para plasmar éste en sus obras. Todo artista, como hijo de su época, ha de expresar lo que le es propio a esa época, toda la naturaleza, la vida y todo lo que rodea al artista, y la vida de su alma, son la única fuente de cada arte.

     Y es en la obra de arte donde queda recogida la esencia más íntima de la realidad, y donde se expresa de una forma total y grandiosa el ser en plenitud, ya que la obra de arte nace misteriosamente del artista por vía mística. Separada de él, adquiere vida propia, se convierte en una personalidad, un sujeto independiente que respira individualmente y que tiene una vida material real.

     ¡Gracias maestro por develarnos el mundo, la expresión del todo, la creación de nuevos mundos, la comunicación de belleza a través de las almas y, en definitiva, un maravilloso misterio y a la vez un maravilloso aspecto de la condición de ser humano!