Reflexiones desde Júpiter

Basura ideológica

Por Gabriel Páramo

Mercurio

Ciudad de México,(01-04-2021).- Vivimos en un país racista y clasista; en un país donde hay un privilegio claro si eres —o la sociedad te asume como— blanco y hay un prejuicio evidente, lacerante, si ocurre lo contrario. Además, como en todos los racismos, hay niveles. A fin de cuentas, mejor ser moreno de clase media urbana que indígena. Esto no es una opinión, es un hecho constatado por investigaciones científicas, tanto sociales como estadísticas. Solo es cosa de abrir los ojos, de ver más allá de las anteojeras que nos ponen ciertos medios y las redes sociales empeñadas en que todo está bien, que si quieres, puedes; que los límites los pone uno mismo.

Venus

Los estigmas raciales son estúpidos, torpes. Además del hecho absolutamente objetivo de que raza solo hay una, la humana, tener alguna variante dentro de ese mosaico es absolutamente irrelevante al hablar de lo esencial: la dignidad humana. Por si fuera poco, no es algo que se elija, se trabaje o se pueda construir, ya que uno nace como le toca (aunque sí es posible construir la realidad en torno a ello). A veces, los detalles de una “raza” y otra son tan pequeños que solo los perciben quienes están entrenados en ellos; otras veces, simplemente son inexistentes y solo se trata de estereotipos que la gente tiende a “descubrir”, Pero por desgracia, determinan la forma en que te tratarán, en las posibilidades que tienes.

Tierra

Yevtushenko, el poeta ruso, en “Adiós bandera roja” recuerda como, pese a todo, en la URSS había orgullo, dignidad y pertenencia; nosotros podemos hablar, guardando las proporciones, un poco de eso en el sentido que, al menos en algunas cosas, el pasado sí fue mejor. Hasta hace unos 30, 40 años, aunque existía el racismo y el clasismo, estaban mal vistos; en cambio, ahora, están de moda y, más que eso, cada vez más quienes se quejan se ven como resentidos, como perdedores, como gente que no sabe qué está haciendo en el mundo.

Marte

Por eso, indignan películas como Nuevo orden (2020) de Michel Franco, que se ostenta como ciencia ficción y ha ganado premios internacionales, pero en realidad es mal cine, mal contado y mal construido, pero eso sí; con una terrible clase ideológica de clasismo y racismo. Después hablaremos más de esta película que se puede resumir así: En un tiempo indeterminado, pero que es como el presente, los güeros, felices y despreocupados, están en una fiesta y los prietos se comen sus bocadillos y tienen problemas de pobres. Entonces, los prietos enloquecen quién sabe por qué y además de manchar todo de verde, maltratan a los güeros, rompen todo y se roban las cosas, pero un prieto bueno ayuda a un a güera buena, la lleva a su casa en la que ella hace caras como de Anaya, pero que los prietos militares atrapan y torturan. Luego, los güeros sobrevivientes se van a ciudades amuralladas donde consiguen, claro, más prietos que los ayuden, mientras los prietos soldados hacen cosas de prietos, traicionan a todos, matan a los prietos buenos con gran maldad, traicionan a los güeros buenos y matan a la heroína. Luego, se quedan con el poder (pero antes, matan mucha más gente).

Cinturón de asteroides

Uso “güeros” y “prietos” porque es el sentido que le da Franco en su torpe narrativa donde nada se explica, nada tiene lógica y lo único que se ve es mucho resentimiento, mucho miedo y mucha mala leche de un güero más que se siente amenazado porque, tal vez, cuando era niño no lo dejaron estar en la escolta de la escuela, alguna vez le cobraron de más en un mercado o cree que todos lo miran con envidia y resentimiento.