La noche en que Plaza de Armas se hizo Kumbala

El Kumbala zacatecano. Foto: Flor Castañeda

Por Gerardo Romo/// Ágora Digital

Zacatecas,(11-04-2023).- Plaza de Armas es una sucursal nocturna de Kumbala. Las cosas del amor inundan el ambiente. Besos, hartos, apasionados…

Baile, sensualidad, apapacho… algarabía. Y mota, mucha o poca, qué más da, pero en el viento frío se siente, se inhala, huele…

Roco, el Pachuco mayor  recuerda al público de Zacatecas, San Luis, Ciudad de México, Estados Unidos, que está de aquí, allá y en todas partes, que hoy más que nunca la música es paz, libertad, amor, unión en estos tiempos difíciles, cabrones, muy cabrones.

¡Alcen las manos al cielo!- pide el rockero.

La masa responde.

Es una manera de llamar a nuestros ancestros, de  hacerlos presentes. De sacudirse las malas vibras y dejar en el pasado, lo pasado.

Entonces la Maldita Vecindad de  Roco y la Santanera tocan, cantan  Ya lo pasado pasado  de El Príncipe de la canción José José.

Roco también le dedica una de sus rolas a Carlos Monsiváis, de quien agradece todo el apoyo que les dio en vida, en aquellos tiempo de pesadilla cuando ser rockero era censurado, mal visto, castigado, si en esos años 90 del siglo pasado, en el auge de la dictadura perfecta priísta.

También agradece a los grandes pensadores Eduardo Galeano y José Saramago que nos dieron a los latinoamericanos y al mundo un despertar de conciencias con el reconocimiento de la otredad más profunda.

Roco y la Vecindad Santanera

La Sonora Santanera y la Maldita Vecindad regalan  al público un mano a mano espectacular, una fusión de la música del barrio con más de un centenario de historia entre las dos agrupaciones.

Cada una interpreta sus clásicos que las hicieron parte de la cultura popular, de nuestro imaginario colectivo. Recordar es vivir y cantar y bailar Solí, El Circo, Bomboro Quiñá Quiñá,  Perfume de Gardenias ( que tuvo un coro popular de antología), El mudo, El Horangután y hasta un homenaje a los míticos Benny Moré y Celia Cruz que revive viejos tiempos en el instante del hoy.

De pronto, entre la multitud una mujer saca un galón de plástico, de esos que usualmente se llenan de leche, pero ahora en él hay pulque que se reparte a tragos con su pareja y otros de sus cuates.

Ellos y ellas gozan al tiempo que beben, cantan y comparten la bebida y con ella la vida. Es tiempo para gozar.

¡Ya toque las chidas!, gritan un par de amigos ansiosos de escuchar Kumbala.

Roko se despide y agradece. La Maldita Vecindad y la Sonora Santanera repitieron cinco veces que el de Zacatecas “ es el mejor público que hemos tenido”. La multitud agradece el apapacho y grita al unísono

¡Kumbala- Kumbala!….

Y La voz de Roco emerge con luzzzzz, roja es la luz…. Y el público responde a coro para cantar a todo pulmón esta rola que marcó a varias generaciones.

La Sonora Santanera se despide con el clásico que recuerda al magnífico bailarín, ése que anda siempre muy bien vestidito y parece maniquí al que todos conocen, los altos, los chaparritos, los greñudos, los periodistas, los taxistas, los zacatecanos, las mujeres… los boleros, los pachucos…

La boa cierra el telón de un concierto épico que de acuerdo a sus protagonistas quedará en el recuerdo de quienes lo vivimos… y quienes no, simplemente, se lo perdieron.

Kumbala pletórico