Crean sistema de riego para hidratar a familias del semidesierto

Doctor en hidráulica Carlos Francisco Bautista Capetillo

Por Gerardo Romo///Ágora Digital

  • Buscarán la obtención de la patente del sistema de riego de traspatio a manera de protegerlo y garantizar que llegue a quien más lo necesita sin costo. Ya una empresa privada han buscado tramposamente ver el prototipo para piratearlo y ofrecerlo en el mercado, aún sin éxito.

Zacatecas,(05-07-2023).-Carlos Francisco Bautista Capetillo aprendió a cuidar el agua viendo cómo las persona sufren para tenerla, todo empezó en su propio hogar hace 40 años. 

Ahora, mediante un sistema de riego, busca que con la poca agua que hay en el semidesierto, las personas más pobres del estado produzcan sus propios alimentos desde casa y garanticen su sobrevivencia.

El sistema de Bautista Capetillo consiste en un tinaco elevado a 150 centímetros, con capacidad de 750 litros, al que introduce una manguera que mecánicamente se abre y cierra cada cinco horas. Así en riego por goteo de traspatio se dota de agua suficiente a cultivos de jitomate, chile, calabaza y zanahoria, en una superficie de 72 metros cuadrados distribuidos estratégicamente, pues cada uno tiene un ciclo agrícola diferente.

«El reto es que familias de al menos cuatro integrantes produzcan alimentos de calidad con un uso eficiente de la poca agua que hay en el semidesierto durante tres meses, que les permitan el autoconsumo y al mismo tiempo tengan la oportunidad de seguir con sus actividades de subsistencia, sea en el campo u otros empleos; la ventaja es que el sistema al ser mecanizado no requiere que quien lo opere lo supervise de manera permanente, trabaja solito», asegura su creador.

La población del semidesierto es quizá como ninguna otra en nuestra tierra ha normalizado vivir la vida sin agua, cual maldita costumbre.

El desarrollo tecnológico que Bautista Capetillo ideó tiene 4 años trabajándolo con su equipo en la estación climatológica de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) donde analiza de manera controlada la relación entre el cultivo, su capacidad de retención de agua respecto al suelo, clima, radiación (condiciones atmosféricas) que permitan la producción del alimentos de calidad.

El proyecto se espera sea aplicado en cinco lugares distintos de los 4 municipios del semidesierto.

«Todavía estamos en el proceso de definir la muestra de las familias con las que aplicaremos el proyecto, yo he propuesto comunidades con menos de 10 habitantes, porque es donde las carencias y la pobreza son más graves» asegura.

El proyecto se realiza con el apoyo del Consejo Zacatecano de Ciencia, Tecnología e Innovación quien se espera entregue un presupuesto de 173 mil pesos que permitan echar a andar 5 sistemas de riego.

Una característica esencial de este sistema es que no necesita pilas, no consume energía eléctrica, no necesita instalar paneles solares. «¡es totalmente sustentable!», exclama el doctor en hidráulica.

Además, busca que en conjunto con la Secretaría del Campo, construya viviendas con baños y lavaderos ecológicos, con techos de material reciclable, que permita a las familias beneficiadas habilitar un sistema integral de cosecha de la poca agua de lluvia que cae y ésta pueda entrar en un proceso de desinfección y consumo humano para higiene, preparación de alimentos.

El agua que se recolecte (si es gris o negra) se meterá en una planta de tratamiento que pueda servir para regar y así completar su ciclo.

A su sistema, Bautista Capetillo lo bautizó como Agua de Calidad con Desarrollo Científico (ACDC), mismas iniciales que la banda de rock formada por los hermanos Malcom y Angus Young que acompañaron la vida de este científico nacido en Fresnillo de alma rebelde y curiosidad inagotable.

Una de las claves para el éxito del proyecto, adelanta Bautista, es que los usuarios del sistema de riego aprendan a utilizarlo.

«Lo más complicado es que la gente se apropie de la tecnología y logremos que se capte el interés para su beneficio alimentario, haremos un acompañamiento y si la gente encuentra fallas que las podamos capacitar para que ellas y ellos mismos solucionen lo que pueda presentarse, una ventaja es que el sistema es de fácil manejo», explica el experto en hidráulica.

Carlos Francisco se define a sí mismo como un ingeniero descalzo es decir; que recorre las comunidades a pie para desarrollar la cualidad principal de un especialista como él, la escucha del pueblo a fin de encontrar alternativas a problemas que les afectan.

En esos recorridos que ha hecho en gran parte del estado, al lado de sus mentores Natividad Barrios Domínguez y Julián González Trinidad, igual en la zona frijolera de Miguel Auza, en Nochistlán, el Téul y ahora el semidesierto ha llegado a una conclusión lapidaria: «Hay gente con mucho talento que por el hambre o la sed no pueden llegar a desarrollarse».

De acuerdo a mediciones del INEGI, en 2020 un total de 745 mil personas del estado viven en pobreza, de los cuales 64 mil están en pobreza extrema ( para quienes va dirigido principalmente el huerto de traspatio por goteo).

“Debemos impulsar modelos de desarrollo alternativo que den alimentación, salud y cambien la adversa realidad de la población», señala.

¿A dónde pudiera llegar el proyecto a gran escala, como lo imagina?

-Me gustaría verlo en cada comunidad del semidesierto de Zacatecas, en cada vivienda, son más de 400 comunidades, donde viven las familias más pobres y marginadas del Estado, en medio de la minería que las está avasallando, sobre todo con los tajos a cielo abierto. Necesitamos asegurar en esta población el acceso pleno al derecho humano al agua de calidad, limpia, constante, a una vida sana con justicia y dignidad.

La ciencia debe servir para que la gente viva mejor y que se mantengan donde tienen sus raíces, que no se vea forzada a emigrar sino que permanezca en sus lugares de origen con posibilidades de una vida plena. Que en la zona rural tenga sus chivos, borregos, queso de cabra, alimentos en ambientes relajados en las mejores condiciones posibles- responde

Hace 6 meses en una de sus visitas al semidesierto, Juan Francisco vio un agricultor con medio siglo de años a cuestas jalando una yunta de bueyes en un camino sin orillas en lo que antes fueron arroyos, hoy secos, en imagen salida como del universo de Juan Rulfo en su cuento Nos han dado la tierra.

«No sé cuantos kilómetros habría caminado ése hombre ni cuántos más haría, lo que si sé es que iba a su parcela sin pozo, esperando el agua de lluvia para poder sembrar y tener un poquito de frijol», señala el científico. Todavía es recurrente que ésa imagen aparezca en su mente igual dormido que despierto.

En estas tierras la globalidad no ha pasado, y si lo hizo, siguió de frente, sin detenerse.

Quién diría que en esta zona, se hacían llantas que utilizaron los aviones en la primera guerra mundial, esa historia suena a leyenda.

En tanto, Carlos Francisco, sabe que si su sistema de riego le cambia la vida a una familia, la ciencia cumplió su cometido.

El sistema de riego