Salva el planeta, reúsa tus telas viejas; evita el “fast fashión”

Doña Amanda, feliz porque de dos pantalones viejos que no usaban los convirtió en bolsas para el mandado

Por Gerardo Romo/// Ágora Digital

La Colectiva Zurciendo el Planeta imparte taller en el Zig Zag para coser telas viejas, darles nuevos usos y reducir el consumismo de lo que no necesitamos

Zacatecas.- Doña Amanda llega a las instalaciones del Zig-Zag con dos pantalones desgastados de la entrepierna que usó por más de 3 años, tras 2 horas de taller con la Colectiva Zurciendo el Planeta esos pantalones, a base de cortarlos con tijeras, medirlos y coserlos  se convirtieron en 2 bolsas de mandado. Así, esa tela no llegó a la basura.

“Estoy muy feliz, yo vine aquí queriendo saber cómo transformar mis telas viejas en cosas buenas y lo logré con la ayuda de Eunice y Carola”, dice la mujer quien ahora, afirma abrirá sus clósets para saber cómo reinventarse cosiendo y dejar de comprar ropa que no necesita.

Doña Amanda también compartió que ella y su familia suelen regalar la ropa que ya no les queda a personas de escasos recursos que las requieren.

Carola Frías y Eunice Méndez, quienes ayudaron a Amanda, son integrantes de la Colectiva Zurciendo el Planeta que mediante el uso de la creatividad, máquinas de coser, hilos, agujas, alfileres y retazos de telas viejas buscan hacer que la población reutilice las telas de sus prendas viejas  y disminuya la compra innecesaria de ropa.

“Para confeccionar un solo pantalón de mezclilla se gastan entre 7 mil y 7 mil 500 litros de agua, la industria textil es una de las más contaminantes del planeta, por eso uno de los objetivos de nuestra Colectiva es que hagamos conciencia y no seamos más esclavos y esclavas como sociedad del consumismo que nos invita a comprar lo que no necesitamos”, dice Eunice Méndez, una de las bordadoras de la Colectiva.

De acuerdo a la UNCTAD, Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), por sus siglas en inglés), el rubro del vestido utiliza al año 93.000 millones de metros cúbicos de agua, “un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas”, o el medio millón de toneladas de microfibra que cada año se arrojan al mar, “lo que equivale a 3 millones de barriles de petróleo”

Así, estar a la moda tiene un altísimo impacto ambiental y el costo de ella es mucho más caro del precio que pagamos por las prendas.

 Las hermanas Fátima y Renata comparten la alegría de doña Amanda, y ambas también llevaron blusas que utilizaron por más de 6 años, las cuales convirtieron en pequeñas bolsas de mandado y una playera básica la cosieron con el sobrante de un vestido para convertirse en blusón.

También repararon un suéter que tenía un hoyo y colocaron sobre él una aplicación tejida de corazón que le sirvió de parche y así alargar la vida del textil.

“Es muy divertido y relajante re confeccionar las telas viejas”, dice Fátima Díaz de 17 años.

Su hermana Renata acaba de concluir la carrera de medicina, en términos quirúrgicos le hizo una cirugía menor a sus prendas viejas.

Mientras las mujeres trabajaban con sus prendas para rehacerlas, Eunice y Carola les sugirieron a las asistentes al taller que vieran en la etiqueta de sus ropas donde decía que fueron elaboradas.

Algunas estaban elaboradas en países como Guatemala o de los lejanos Bangladesh o Taiwán, entonces las talleristas preguntaron: ¿Saben que hay detrás de una prenda de vestir?

El silencio se apoderó del espacio y de pronto las bordadoras de Zurciendo el Planeta dijeron “Explotación laboral de mujeres y niños que trabajan en condiciones de esclavitud”.

Unos minutos después de la afirmación, la futura doctora Renata reflexionó: “Nunca había pensado en las condiciones inhumanas en las que trabajan quienes confeccionan las prendas que nos ponemos”.

… Y concientizan a niños y jóvenes

Mientras las mujeres zurcían(actividad a la que también pueden sumarse hombres), un grupo de niños y jóvenes recibieron en menos de 10 minutos una charla sobre cómo nos estamos acabando el agua del planeta y la huella ambiental que propiciamos al comprar lo que no necesitamos sea ropa, aparatos eléctricos, automóviles, etcétera.

¿Qué compromiso van a hacer por el Planeta? Preguntó Carola a unos niños y niñas que la escucharon.

“Voy a gastar menos agua al bañarme”, respondió un niño.

“Separaré la basura orgánica de los plásticos y los vidrios, voy a tratar de generar menos basura”, dijo otro pequeño de 10 años.

“Ya no voy a comprar ropa que no necesito”, señaló una joven estudiante de la UNID.

“Yo si soy esclava del consumismo, voy a tratar de comprar menos ropa y cosas que no necesito”, se sinceró una maestra que acompañaba a los jóvenes.

Así Zurciendo el Planeta siembra semillas de esperanza y transformación social.

Manos a la obra salvando el planeta