Un año, ¿nuevo?

Jesús, María y José

Por Sigifredo Noriega Barceló /// Ágora Digital

  • Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. “Encontraron a María, a José y al niño.
    Al cumplirse los ocho días, le pusieron por nombre Jesús”. Lucas 2, 16-21

Zacatecas,(01-01-2023).- Somos privilegiados al iniciar un nuevo año en el ambiente de
Navidad. El aire que respiramos y el ambiente familiar que hemos vivido estos días nos invitan a valorar lo maravilloso de la vida, el necesario cobijo amoroso de nuestra familia y la fe en Dios que se nos ha comunicado desde pequeños. ¿Quién no se enternece al contemplar al Niño acostado en una humilde
camita, abrazado con el amor incondicional de sus padres? ¿Quién no piensa en lo que podemos llegar a ser al escuchar la bendición de la paz?

Este día nos abrazamos con el deseo de que todo el año sea un espacio-tiempo lleno de felicidad. El corazón humano se desborda abrazando a todos y gritando a los cuatro vientos que es posible vivir unidos, en paz, alegres, dignos, de buen humor, serviciales, generosos, creativos, positivos, proactivos. No
desconocemos ni negamos los tremendos retos que tenemos de pobreza, inseguridad, violencia fratricida, desconfianza, mentiras como sistema de vida, etc. Aceptamos esta cruda realidad con el fin de ir superando tantos males y abriendo el corazón a lo más humano que hay en nosotros: el amor solidario y fraterno.

Nuestra Iglesia celebra este día a María, Madre de Dios y la Jornada Mundial de la Paz. Son ecos y secuelas del gran misterio de la Encarnación que nos ha ocupado estos días.
Quizás, influidos por la cultura materialista y hedonista del momento, vamos olvidando lo que ha dado espíritu y trascendencia a las fiestas de fin y principio de año. Es necesario volver al origen que dio orientación y sentido a los valores que han construido civilización y esperanza. Hoy pudiera ser la oportunidad de recuperar el aliento humanizador de la fe cristiana.

Al celebrar a María, madre de Dios, tenemos un modelo cercano de fe y alegre esperanza, vida serena y audaz, lucha comprometida y confiada, entrega total al servicio de Dios y de la familia humana. Son valores fundamentales en cualquier relación constructiva.

Con la Jornada Mundial de la Paz somos invitados a considerar que la paz no se hace sola, que la llave de la seguridad está en el corazón pacífico y positivo de las personas. Para el creyente, Jesucristo es nuestra paz y fundamento esencial para darnos el abrazo de paz al iniciar el Año Nuevo y todos sus días.

Con la bendición propia del día primero del año en la liturgia de nuestra Iglesia, bendigo sus ires y venires en 2023:

Que Dios, fuente y origen de toda bendición, les conceda su gracia, los bendiga copiosamente y los guarde sanos y salvos durante todo este año.

Que los conserve íntegros en la fe, inconmovibles en la esperanza y perseverantes hasta el fin, con santa paciencia, en la caridad.

Que disponga en su paz sus días y ocupaciones, escuche siempre su oración y los lleve felizmente a la vida eterna.
Amén.

*El autor es obispo de la Diócesis de Zacatecas