Violencia deja pueblo fantasma en Jerez

Foto: NTR


Por Cuquis Hernánez/// NTR

Jerez,(08-09-2021).-  El canto de un grupo de golondrinas revoloteando sobre los cables de la luz fue el único sonido que a medio día de este martes se escuchaba en Ermita de Los Correa, otrora pueblo alegre, bullanguero, pero sobre todo de gente trabajadora, que fue convertida, a la fuerza, en pueblo fantasma.

En este sitio enclavado en la sierra de Cardos, rodeado de majestuosos paisajes y un intenso cielo azul adornado con nubes como de algodón, hoy solo reina la desolación, tras la invasión de sujetos armados que, desde hace un año, gobiernan el lugar.

Sobre la carretera que conduce a la comunidad, una de las más grandes y pobladas de Jerez, el trayecto luce solo.

Al ingresar al pueblo, todas las casas, desde las más bonitas, recién reconstruidas, otras de acabado típico y las más antiguas de adobe, todas, por igual, hoy están vacías.

En esos días de terror, que subieron de intensidad hace una semana, más de 95 por ciento de las familias que las abandonaron tuvieron incluso el tiempo contado para salir huyendo.

Muchas lo hicieron con apenas lo que traían puesto. Otras, con lo que alcanzaron a recoger en 15 minutos.

Y hubo quienes, con menos suerte, se resignaron a quedarse resguardados en sus hogares “escondidos como ratas”, cuando lo que querían era huir, porque simplemente no tenían en qué movilizarse o no consiguieron raid.

La desolación reina en La Ermita, dividida en tres ranchos, Ermita de los Murillo, Rancho de Abajo y de Arriba, a decir de los pobladores; la tierra es rica y productiva, con vocación friolera 100 por ciento.

Devotos que son, los pobladores de La Ermita tienen nichos en la entrada de acceso; a la derecha uno es para San Judas Tadeo, el de la izquierda para la Virgen de Guadalupe y uno más, de frente, para el Santo Niño de Atocha, aunque en junio veneran a San Juan; sin embargo, tal parece que ninguno de los santos pudo con la encomienda de cuidarlos.

A una semana de ocurrido uno de los peores ataques que detonó la decisión de los habitantes de abandonar sus hogares, este martes pobladores resguardados por elementos del Ejército Mexicano, ya instalado en la Casa Ejidal desde el lunes, y escoltados en caravana por efectivos de la Policía Estatal Preventiva (PEP), hablaron del miedo que paraliza, del terror que no los deja vivir tranquilos y de la incertidumbre por no saber cuánto tiempo estarán fuera de sus casas, a las que quieren regresar a toda costa, por el simple derecho que tienen de hacerlo.

Recordaron que la madrugada del martes 31 de agosto escucharon las ráfagas, por el temor permanecieron inertes. En la vieja pared de adobe de una tiendita donde cayeron los balazos, se contabilizaron unos 25 agujeros de gran tamaño.

Ese mismo día, varios, aunque de a poco, decidieron buscar a familiares.

El jueves, los delincuentes, haciendo alarde de poder y violencia, en el Rancho de Arriba interceptaron a una pareja que se dirigía a cuidar a sus animales y los obligaron a bajar de la camioneta que luego incendiaron. Sobre el piso de concreto sigue la huella negra del siniestro.

Pero más arriba, hacia la salida a las tierras de labor, se dieron el lujo, “nomás porque sí”, de incendiar tres trocas más; además, se llevaron a un joven secuestrado, expresaron con dolor e impotencia quienes volvieron a recoger discretamente lo que consideran, es indispensable para subsistir fuera de sus casas: una lavadora, un colchón, ropa para los niños o bien, dejar alimento para sus animales.

Tras intensificarse las amenazas y la presencia de los sujetos, que no paran de rondar las calles con armas hasta de doble cartucho, el viernes 3 de septiembre se dio la primera salida masiva.

Algunos contabilizaron unas 60 camionetas con decenas de personas huyendo del horror.

Luego de eso, “bajaron y echaron muchos balazos y los que no pudieron salir a tiempo, presenciaron lo peor y ya no hallaban ni cómo salir, salvo bien aterrorizados”; dejaron todo atrás para resguardar sus vidas, aunque ese día todavía no era ni la mitad del pueblo.

El sábado, tras una refriega en Sarabia, otro grupo numeroso de habitantes salió; el éxodo continuó el domingo hasta quedar menos de 5 por ciento de gente que se resiste a dejar sus casas, pero que por seguridad tienen que vivir escondidos la mayor parte del tiempo, “como ratas”, dijeron.

Muchos, al salir de prisa, dejaron sus chivos, borregos, vacas, caballos y burros en desatención total; algunos afirmaron que ya el hambre cobró vidas de los hatos, en tanto otros optaron por dejarlos en libertad para permitir su subsistencia con el pastoreo y algunos perros, al no tener comida, se han alimentado de otros animales domésticos.

Sus dichos se respaldan con la presencia de aves de rapiña rondando bajito el cielo, en espera de la presa, como un perro de raza pequeña que quedó muerto sobre uno de los caminos.

Todo lo ocurrido ha representado pérdidas. Un hombre que tenía alrededor de 600 borregas encontró muchas muertas, otras con rastros de haber sido devoradas por los coyotes y otras más, que seguramente huyeron al campo.

Y todo son pérdidas, como lo fue este año la siembra. De 4 mil hectáreas, apenas sí debieron sembrar la tercera parte que de todas formas no les dará más que trabajo inútil y dinero perdido, pues al no tener quién cuide la floración, ya debe haberse secado; “es un trabajo muy demandante, de estar todo el tiempo sobre las plantas”.

El problema es que los delincuentes les impusieron horarios laborales: Únicamente de las 8 a las 17 horas podían permanecer en las tierras de cultivo.

Más tarde “no queremos ver a nadie fuera de sus casas”, les advirtieron. Así también, pretendieron poner un portillo para cubrir las tierras labradas. “Si quieren vivir, dejen así”, les dijeron, ya que con ello tenían la libertad de ingresar a cualquier casa a la hora que ellos determinaran.

Ni siquiera los podían ver en la calle, “no queremos verlos aquí, hijos de su pinche madre”, pero lo hacían apuntándoles a la cabeza con sendas armas.

Siembras y comercios

A esta fecha ya se perdió la siembra que los campesinos hacen cada año de avena y maíz que utilizan como forraje para sus animales, al igual que ya dan por perdida la cosecha del poco frijol que pudieron sembrar.

Todo es pérdida, pues personas que se dedican al comercio, al tener que cerrar sus tiendas, se resignaron a que los alimentos que requieren refrigerio se echen a perder; otros más, que tienen la posibilidad, sacaron lo que pudieron para llevarlos a sus familias que viven en la cabecera municipal de Jerez y, si alcanza, darlos a quienes los necesiten.

Las personas desplazadas están requiriendo de todo tipo de ayuda; sin embargo y, como expresan, “somos gente de rancho, somos gente de bien”, y no sólo lo hablan, sino lo demuestran pues, quienes se dedicaban al comercio, ─que pretenden, ya se acabó─, le quieren dar el mejor uso a sus mercancías.

Por lo pronto, hasta los elementos del destacamento instalado en la Casa Ejidal recibieron paquetes de agua purificada y otras bebidas, entre otros alimentos enlatados, no solo por agradecimiento para su labor de resguardar su pueblo, sino porque ellos así están acostumbrados, a ser solidarios y hoy saben que se necesitan unos a otros más que nunca.

ASÍ LO DIJO:

“Si no pueden, que nadie venga, dennos las armas pa’ las comunidades; aquí sobra quién defienda su vida y la de su familia”

La impotencia de los habitantes se expresó ante la indolencia de las autoridades. “Si no pueden, que nadie venga, dennos las armas pa’ las comunidades; aquí sobra quién defienda su vida y la de su familia, no como el güey de mi compadre López Obrador que dice que con abrazos, que venga pa’ que se los den a él”, expresó un hombre haciendo ademanes del abrazo.

El mismo mensaje es para cualquiera que diga lo que están sufriendo no es cierto; “nosotros les prestamos la cama pa’ que se duerman aquí una semana”, gritaron con la ira contenida y la impotencia de que a las autoridades “se les haya salido la mierda del calzón y ‘ora no hallan ni qué chingaos hacer; ahora no hallan cómo contener tanta violencia” mientras ellos están pagando.

A tal grado de peligro vivían, dijeron, que un día un perro andaba en la calle cuando pasaron unos; el perro les ladró “y delante de todos nosotros lo mataron a balazos”.

Y en esta situación no solo están ellos, otras rancherías les antecedieron en salir del peligro: Guadalupe Victoria, Plan de Carrillo, Monte de los García, Sarabia, Palmas Altas, Juana González, El Sauz, El Colorado, La Noria, El Refugio, Santa Rosa, Colonia Miguel Hidalgo, Cieneguitas de Fernández, El Bajío de Clara y Villahermosa, que fueron las primeras en exiliarse. Juntos, afirmaron, cuentan unas 2 mil personas desplazadas.

La mayoría lo ha hecho a Jerez, por ser el lugar más cercano, pero hay quienes determinaron irse para Fresnillo o Calera de Víctor Rosales; hay quienes decidieron irse más lejos, a Ciudad Juárez.

“No somos gente mala”

Una pareja acudió a Ermita por ropa al menos para sus pequeños, “nosotros, aunque le demos vuelta a la ropa”, dijo el hombre, quien no pudo contener el llanto que lo obligó a hacer larga pausa para proseguir un amargo relato.

Su mujer, igual habló del dolor que le causó dejar sus gallinas y hasta sus perros y cómo buscó junto con otras tres familias, una casa en préstamo en espera de que pronto puedan regresar. Su esposo dijo que saben que en una sola casa en Jerez viven 40 personas y en otra más 30, de tal manera que se han acomodado cómo han podido y gracias al apoyo incluso de paisanos que viven en Estados Unidos.

“Ya no se sembró, ya no se va a cosechar por el miedo a que nos quiten la vida. No somos gentes malas aquí tenemos a nuestros padres muertos y nosotros queremos seguir su legado”; sin embargo, hoy viven a merced de los delincuentes, que llegaron de la nada a desolar, a insultar, a robar. “Nos han quitado trocas, tractores; la gente ya no duerme”.

Aquí, únicamente hay gente de bien, somos agricultores, gente inocente y así nos falta (porque ha sido secuestrada).

“Chulada de pueblo”

Con ganas de ser escuchados y de que se reflejara la realidad que están viviendo, algunos hombres detallaron cómo era la vida antes de su pesadilla.

“Era una chulada de pueblo”, lástima que la delincuencia ya no nos está dejando vivir. Antes, desde muy temprano salían alrededor de 700 tractores hacia las tierras de labor, las trocas transitaban todo el día y hasta las motocicletas, todos concentrados en su trabajo.

La fiesta patronal, que celebran cada de junio en honor a San Juan Bautista, ha contabilizado hasta 5 mil personas, incluyendo los hijos ausentes radicados en Estados Unidos. Ésta era la Ermita, “si salimos bien, luego hasta hacemos una birria de borrego”, expresaban aún con el deseo de que esto pueda cambiar en poco tiempo.

“Ponga todo lo que tenga que poner, lo que nosotros sentimos pa’ que nos ayuden; ustedes ayúdennos”, exclamaron a la vez que incluso pidieron clemencia.

Clemencia, sí, ante las autoridades para que les dejen de manera permanente al Ejército, “que no se queden de planta sólo por meses”, así “tamos cobijaos, no tenemos frío”, pues el mayor miedo es que, cuando ellos vuelvan a sus hogares y los uniformados se vayan, “si ellos vuelven, ya nos chingaron para toda la vida”.

Añadieron: “Por falta de comida a lo mejor no nos morimos, pero de miedo, sí”.

Salen caravanas escoltadas: alcalde

JEREZ DE GARCÍA SALINAS. A solicitud de la comunidad, este martes comenzaron a salir caravanas de desplazados hacia Ermita de Los Correa, con el objetivo de recoger ganado y traerlo para la cabecera municipal, así como otras pertenencias de uso personal.

El presidente municipal, Antonio Aceves Sánchez, informó que a petición de quienes dejaron su ganado en abandono, primordialmente, se estará brindando atención a las personas que lo requieran que, para garantizar su seguridad y librarlos del temor, serán escoltados por unidades de la Policía Estatal Preventiva (PEP), principalmente, lo que fue constatado por NTR Medios.

Informó que mientras tanto están buscando espacios en la ciudad para que resguarden la cantidad de ganado, hasta que ellos decidan qué hacer, mientras se les devuelven las condiciones de tranquilidad que ofrecieron la tarde de este lunes las autoridades de seguridad involucradas en el caso.

“Estamos generando condiciones para que ellos decidan qué hacer, para que puedan llegar (a su comunidad)” y por ello partirán mientras tanto a traer su ganado; además, se les darán las condiciones para que lo resguarden o incluso lo vendan, según determinen.

No obstante, propietarios de ese ganado se enfrentan a otra situación: “nadie está interesado en comprar ganado y, si lo compran, lo quieren regalado, porque se aprovechan de la situación”, según expresaron.

Asimismo, el alcalde anunció que este mismo lunes quedó instalado un destacamento del Ejército Mexicano en las instalaciones de las oficinas ejidales, para garantizar las condiciones que los pobladores exigen para regresar a sus hogares, lo que también fue constatado por este medio.

Por su parte, el secretario del ayuntamiento, Liborio Carrillo Castro, informó que se dialoga con las autoridades de Seguridad Vial para que, por su conducto, se hable con los concesionarios de las combis que prestaban el servicio de transporte, con el fin de que restablezcan la ruta.

En otro tema, el secretario informó que las corporaciones en trabajo conjunto permanecen desde el viernes “peinando” la zona serrana y, en esos patrullajes y recorridos lograron la liberación de tres personas que estuvieron privadas de su libertad; lo anterior fue confirmado por los mismos habitantes.

Diputados piden investigación

Los diputados federales Amalia García Medina y Jorge Álvarez Máynez, de la bancada de Movimiento Ciudadano, emitieron un punto de acuerdo para exhortar al gobierno de Zacatecas a que investigue y esclarezca los supuestos hechos relacionados con el desplazamiento de las familias de Ermita de los Correa, en Jerez.

Asimismo, el punto de acuerdo va dirigido al gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que garantice la seguridad de estas familias.