Tranquilidad del pasado; miedo presente

Ilustración Cath Zúñiga

Por Raúl de Luna /// Ágora Digital

General Enrique Estrada (18-08-2020).- El recuerdo que tengo de mi infancia, fue el de una niñez llena de calor de hogar, el aroma inconfundible de tortillas hechas a mano bordadas con salsa de molcajete, de reuniones familiares, de tardes de aventura, travesuras y juegos, en donde pareciera que no existía nada que te detuviera, nadie que te hiciera daño ni dañara tu entorno.

Hoy me resulta difícil pensar  que las únicas enfermedades que conocía eran la gripe y el dolor de estómago, y lo más grave un dolor de muelas, la vida era maravillosa y aunque  en casa no sobraba  dinero, nunca nos faltó cariño, afecto, comprensión y sustento, la vida era tan sencilla porque no existía complicación alguna.

Pero el tiempo pasa, y era necesario estudiar, prepararse y conseguir trabajo para generar ingresos, pues en la casa había muchas necesidades, es entonces cuando las responsabilidades y obligaciones pronto llegaron a mi vida, provocaron que poco a poco haya dejado en un baúl aquellos días maravillosos de mi infancia y adolescencia.

No pasó mucho tiempo conociendo a quien hoy es mi esposa, me casé y formamos nuestra familia. Es  entonces, hasta que obtuve mi título de padre cuando empecé a olvidarme de mi, de repente toda la atención y mis preocupaciones se centraron alrededor de mis hijos; en mi mente lo que predomina es mi familia, que no les falte ni les pase nada, y cualquier cosa que atente con su integridad o su salud me genera una gran preocupación.

Nunca en mi vida había sentido tanta incertidumbre como hoy. Y es que al igual que muchos, aquello que veía lejano hoy está tocando la puerta de nuestros hogares, nos sorprendemos cuando le pasa a un vecino, más cuando el afectado es nuestro familiar, hoy es el tema que escuchamos a diario por todos los medios, así es me refiero a  la pandemia del COVID 19, la enfermedad que sigue avanzando y dañando a muchos hogares en el mundo; pareciera que este mal  es comparable con un tsunami que lo vislumbras muy lejos desde lo alto y en un momento llega para destruir tu hogar, tu familia y tu vida.

Saturado de tanta información me desgasta la idea de entender cuál es el origen, y por más que busco sigo pensando que esta pandemia puede ser producto de la actividad del mayor depredador del hombre, y desgraciadamente no existe otro más que el hombre mismo, hoy la lucha de poder entre naciones, ha provocado que sin medir consecuencias todo se pueda salir de control, hoy predominan los líderes que ocupan su cargo con el apoyo de las mayorías, pero pensando solo en ellos y sus intereses. Aunque también puede ser producto de la evolución de las especies o  fenómenos naturales.

Las generaciones que hemos llegado a vivir estos días,  somos partícipes de grandes cambios, vivimos inmersos en la globalización, disfrutamos el crecimiento progresivo de la tecnología, que lamentablemente no ha ido de la mano con el cuidado del planeta. Somos testigos del mayor índice de violencia e injusticia en la historia, y lo peor es que no hacemos nada por evitarla, ¿Qué fue lo que nos pasó?, este no es el mundo que yo quería para mis hijos, tal parece que contarles a ellos como vivimos, es como si hubiésemos nacido en un planeta diferente, hoy pagamos las consecuencias de nuestro mal desempeño  que como seres humanos hemos tenido, hasta ahora recordamos que tenemos un compromiso con la tierra porque es el legado que estamos dejando a nuestros hijos, un tratado que nunca firmamos, porque creímos que solo éramos los testigos, nos olvidamos de fomentar valores, inculcar la moral por encima de lo económico, la integridad en lugar del placer, la compasión antes de la venganza, de educar generaciones que nos superen, que mejoren todo lo que hemos logrado no solo en el aspecto tecnológico, nos faltó supervisar y enseñar que debemos cuidar y respetar nuestro entorno, nuestro medio ambiente y nuestra familia.

Hoy se respira el miedo debido a tantos factores propiciados por nosotros mismos, la delincuencia por ejemplo terminó con el aire de libertad y tranquilidad en que nuestros padres vivieron; y lo peor es que nos estamos acostumbrando, hoy muere alguien de manera violenta y pareciera que no nos importa, la mayoría piensa que la causa es culpa del gobierno, que  es un tema que se les salió de las manos, que la corrupción, que las drogas, que el dinero fácil, etc, etc. Pero la verdad siempre he creído que la falla principal se encuentra en el primer nivel de gobierno y me refiero a la familia, ahí radica tu seguridad y la de los demás, ahí se encuentra la generación de la economía,  es ahí donde nace el amor y el respeto por la tierra, es el lugar perfecto para aprender a respetar, convivir y a valorar a los demás.

Cuando empezamos a escuchar de la pandemia que hoy vivimos, como a otros temas, no le dimos la importancia que tenía, aunque siendo honestos, nuestras autoridades tampoco. Nosotros le prestamos la atención necesaria, nos llenamos de tanta información que cada quien creó su propio concepto y su propia cura, al principio se decía que era mentira, que era un invento de los gobiernos, que era una guerra entre países de primer mundo, que inició por la comida de los chinos, que no se asusten -si a todos los que les pregunto, no conocen a nadie que este infectado, etc, etc. Y nuestro mejor guía era lo que la gente dice.

Nada aprendimos de la experiencia que vivieron los primeros países infectados, de nada nos sirvió porque faltó visión y liderazgo a nuestras autoridades,  tomaron muy a la ligera el problema y no hablaron con la verdad, no se establecieron estrategias claras para prevenir y combatir la pandemia, no se compraron insumos médicos con tiempo, no se establecieron protocolos ni se capacitó profesionalmente a médicos y personal sanitario, tampoco se destinaron recursos inmediatos para generar instalaciones hospitalarias suficientes,  ahora las cifras en nuestro país no son nada esperanzadoras, al día de hoy las muertes por la Pandemia en nuestro País ya rebasan los 57,000 muertos y 525 mil personas portadoras del virus SARS-CoV-2, cada minuto se contagian 6 personas, alarmante de verdad, por poner un ejemplo es como si desaparecieran en tres meses municipios completos del tamaño de Calera o de Ojocaliente en nuestro Estado, y peor aún, con temor observo que lejos de controlarlo sigue creciendo.

Hoy nos enteramos de gente infectada cada vez más cercana a nuestra familia y aun así existen quienes no toman ninguna precaución, a la fecha sigo sin mirar ningún plan certero o efectivo que de verdad nos indique que esto va a terminar pronto, todo lo contrario, sigue predominando la desinformación y la distribución de culpas, prácticamente solo recibimos números de muertos e infectados, no recibimos ningún avance en la cura o en la vacuna en nuestro País.

He tenido la oportunidad de ejercer diferentes cargos públicos y  considero que en estos momentos no es nada fácil estar al frente de una sociedad en cualquier nivel de gobierno, pero también creo que para quienes hoy son servidores públicos, tienen una gran oportunidad para sacar la casta y demostrar con liderazgo como buscar soluciones y por ende dar resultados, el hablar con la verdad genera confianza, provoca que la gente confíe en ti, si la gravedad de la Pandemia la hubiésemos recibido como lo es, con datos confiables, con estrategias efectivas y medibles, creo que no nos estaríamos preocupando porque los demás nos puedan contagiar, sé que el enemigo de hoy es nuevo para todos, que desconocíamos su fortaleza, pero todos los días enfrentamos retos diferentes, y si lo miramos así, podemos cambiar nuestra perspectiva.

Creo que se tiene todo para corregir el camino y comenzar a ver resultados, la labor es de todos, la pandemia nos está dando la oportunidad de reinventarnos, de corregir y de salir adelante, de que cada uno de nosotros nos integremos al grupo de las soluciones y no bajemos la guardia, no me gustaría que en la historia quedáramos como una generación mediocre que ante la adversidad bajó los brazos, al contrario, de todos depende que nuestro País salga lo más pronto posible de esta crisis general, no es mucho lo que se tiene que hacer, si tu cuidas a tu familia estas protegiendo a los demás, a todos nos urge volver a ver a nuestros hijos en las escuelas, a mirar los negocios abiertos y a la gente trabajando y produciendo.

Me despido agradeciendo de antemano este espacio, y solo aprovecho para pedirle a todos aquellos que son jefes o jefas de familia, que comencemos por no quejarnos de nuestro entorno si no nos ocupamos de lo que nos corresponde.

Es cierto que la situación es grave, pero la solución existe, comienza contigo mismo y con tu familia, contagia a los demás pero para que se sumen a buscar soluciones, a seguir los protocolos de prevención y seguridad que no debemos ignorar, hoy en día los hospitales en gran parte se llenaron por incredulidad, inconciencia y falta de responsabilidad de mucha gente, causas que al personal médico les parecen una total injusticia y con justa razón, porque a pesar de ello siguen en la línea de batalla, ellos merecen nuestro reconocimiento, es necesario pedirle  a Dios por la salud de ellos y para que no decaigan en su loable labor de seguir salvando vidas; sin el esfuerzo y la voluntad de ellos ahora si estaríamos totalmente perdidos.

Durante siglos la humanidad ha sobrevivido y se ha adaptado a vivir bajo situaciones adversas, hoy tenemos una enfrente, debemos ocuparnos y ponerle atención al problema, tratemos de subsistir de la mejor forma, de manera solidaria cuidando de los nuestros, protegemos a los demás.

La solidaridad no es un acto de caridad, sino una ayuda mutua entre fuerzas que luchan por un mismo objetivo. (Samora Machel)

Muchas gracias