Recordando la Batalla de Puebla

La batalla de Puebla. Ilustración Gobierno de México

Por José Filiberto Rivera Medellín ///Ágora Digital

“Estoy aquí para defender vuestros legítimos derechos. Yo no vengo a ejercer ni a satisfacer venganza; vengo a dar respetabilidad a la ley, y a colocar a los supremos poderes de la Nación en su legítimo santuario…”

Gral. J. Jesús González Ortega

Fresnillo, Zac,(05-05-2022).- Un día como hoy, pero hace 159 años, el Gral. J. Jesús González Ortega pone fin a la intervención francesa y con palabras propias del Gral. Forey en conferencia de prensa manifiesta: “Manifieste Ud. Al Gral. Ortega: que la defensa que está haciendo de Puebla, es una cosa inusitada. Dígale, por último, que es necesario poner termino a esta cuestión desastrosa y que esto pende en mucha parte de su mano; que se haga Presidente de la República de México, y la cuestión ha concluido…”

A lo cual González Ortega contesto: “Que le agradecía muchísimo el alto concepto que tenía de mi humilde persona, así como el justo y merecido elogio que hiciera de la guarnición de la plaza; pero que importando sus proposiciones una intervención de la Francia en la política de México, o que me convirtiera yo en un usurpador, no podía acceder a ellas…”

Mucho más podría traerse a estas páginas sobre el General González Ortega, pero para los fines de esta aportación es suficiente decir que su vida es un claro reflejo de los altibajos que ocasionaba la difícil situación política y la no menos dificultosa tarea de construir un país después de la inestabilidad de cinco décadas; además, a semejanza de otros liberales comprometidos con su patria, su lealtad a Juárez y a la República, no implicó la sumisión al pensamiento del patricio.

Su acción en el sitio de Puebla en 1863 ha merecido juicios encontrados, ya que para algunos es un héroe como no lo habíamos tenido, y para otros, a diferencia del propio Zaragoza o de Morelos, no fue capaz de romper el sitio y salvar el valioso capital humano y militar que había sido puesto bajo su cuidado.

González Ortega redactó los términos y modo con que debería rendirse la plaza, en el largo texto se explicaron los pasos a seguir para destruir el armamento en forma escalonada, para que cuando llegara el enemigo la tarea estuviera consumada y no pudiera utilizarlo. Asimismo, ordenó la disolución del ejército, explicando a los soldados que la medida se tomaba porque lo mandan las leyes de la guerra y la necesidad, comprometiéndolos a tomar las armas en defensa de su patria tan pronto como las condiciones lo permitieran, ya que la plaza sería ocupada no por el poder de las armas francesas, sino por la falta de víveres y municiones; hizo ver a todos que la plaza estaba en poder del ejército mexicano.

Las últimas palabras de González Ortega ante este hecho fueron: “la satisfacción de ver que la plaza no había sido tomada por el ejército francés, y de que se iba a salvar el honor de México por un medio, al par que grandioso, por los soldados de Oriente, inusitado y nuevo en los anales de guerra”.