Nuestros cuerpos, nuestras vidas, nuestros derechos

Por José Filiberto Rivera Medellín

  • 17 mayo Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia

Zacatecas,(17-05-2022).-La homosexualidad se define como la tendencia a buscar el placer sensorial a través del contacto físico con personas del propio sexo, más que con personas del otro. Una complicación añadida viene del hecho de que biólogos, antropólogos e historiadores no se ponen de acuerdo en sus convicciones axiomáticas acerca de la vulnerabilidad de las conductas y la emoción sexuales a los en principio triviales cambios de la moda. Los atenienses del siglo IV a. C. aceptaban la homosexualidad con tanta facilidad y se amoldaban con tanta alegría a la moral homosexual, la aceptaban porque era aceptable para sus padres, tíos y abuelos varones.

Muchos cientos de pinturas vasculares griegas, muestran a hombres maduros conversando con varones más jóvenes, ofreciéndoles regalos, engatusándolos o suplicándoles, acariciándolos o abrazándolos. En una elevada proporción, estas pinturas son de una naturaleza tal que si hubieran llegado hasta nosotros muestras representativas de una cultura diversa de la que supiéramos poco, no habría base suficiente para interpretarlas como representaciones de relaciones homosexuales.

Sin embargo, en el caso de las pinturas griegas, aun cuando no tomemos en consideración más evidencia que el conjunto de las vasijas, allí están representados con detalle todos los grados de la escala de la intimidad. En un extremo de la escala, la conversación aparentemente distendida y reflexiva; en el otro, un hombre introduciendo su pene erecto entre los muslos de un joven; entre ambos, un muchacho que rechaza con indignación el regalo que se le ofrece o un hombre que extiende su mano para tocar los genitales de un joven.

Las representaciones de Ganimedes y Titono, personajes legendarios cuya belleza excitó incluso a los dioses, nos permiten definir el canon de la belleza masculina, y podemos observar que los mismos criterios cumplen los retratos de dioses eternamente jóvenes (especialmente Apolo) y de niños y muchachos que son representados perseguidos, cortejados o abrazados por amantes mortales corrientes.

La principal concentración de poesía homosexual anterior a la época helenística la constituyen los últimos ciento sesenta y cuatro versos del corpus de versos atribuidos a Teognis de Mégara. Es una sucesión de poemas breves de carácter predominantemente homosexual, que se dirigen a muchachos o expresan sentimientos por uno de ellos.

Platón, trató el amor que surge del estímulo de la belleza visual como un caso especial, que se manifiesta a pequeña escala, de la fuerza que impulsa a la humanidad a aspirar a comprender la Forma o Idea eterna e inmutable de lo Bello en sí. Dado que Platón sintió, y no pudo apartar de sí, el impulso de creer tanto que el orden último del universo es accesible a la razón humana como que el bien es la causa última de que aquél sea como es, y dado que nuestra respuesta al bien es el amor y el deseo de todo ello se deduce que para Platón un filósofo, en la medida en que se libera de toda preocupación por el cuerpo y el mundo material de las realidades individuales, progresando siempre ‘hacia lo alto’ mediante la razón, se vuelve cada vez más consciente de que la razón y el amor convergen en un punto en el que deben finalmente fundirse en uno solo.

El tratamiento filosófico del amor homosexual por parte de Platón puede haber sido resultado de este ambiente, sobre todo en dos obras, El banquete y Fedro, Platón toma los amores homosexual y heterosexual como punto de partida para desarrollar su teoría metafísica, y es de particular importancia el hecho de que considere la filosofía no una actividad que deba ejercitarse en una meditación solitaria y transmitirse mediante declaraciones ex cathedra de un maestro a sus discípulos, sino un progreso dialéctico que perfectamente puede comenzar con la respuesta de un varón maduro al estímulo suscitado por uno más joven, que combina belleza corporal con belleza del alma.

En 346 a. C. un político ateniense llamado Timarco fue procesado en virtud de una ley que estipulaba que un ciudadano ateniense que se hubiera prostituido con otro varón –es decir, que hubiese aceptado dinero o regalos a cambio del uso del propio cuerpo en actos homosexuales– debía quedar excluido de la participación en la vida política. El Contra Timarco de Esquines es la única obra de la literatura griega conservada que está dedicada por completo a las relaciones y las prácticas homosexuales.