«Nos Rehusamos al silencio» feministas de Zacatecas

Estampa del 8M en tiempos de la covid-19. Foto Flor Castañeda

Posicionamiento del movimiento 8M

A LAS MUJERES Y NIÑAS DE ZACATECAS
A TODA LA SOCIEDAD CIVIL

Zacatecas,(08-03-2021).- (Tras las históricas manifestaciones del 8 de marzo de 2020, sentidas y vividas tanto a nivel estatal como nacional, el país sufrió una gran sacudida con la llegada de la enfermedad COVID-19 a nuestro
territorio, con lo cual las mujeres nos vimos obligadas a regresar hacia la reclusión y confinamiento de los hogares, siendo éste el espacio donde más nos agreden, nos vulneran, nos asesinan.

A la fecha, es innegable el incremento de la violencia que sufrimos; con frecuencia aparece en las noticias que los sistemas de emergencia de diversas instancias y corporaciones han reportado un preocupante disparo de las denuncias realizadas por agresiones domésticas en contra de mujeres a raíz del confinamiento tras la crisis sanitaria.

Sin embargo, ¿de qué sirve que atiendan las llamadas de auxilio si
en lo posterior no se les da seguimiento ni se castiga a los culpables? Que se indaguen tres de cada 40 casos no sustenta la impartición de justicia, ¡la impunidad es una velada autorización para perpetuar el abuso!

El panorama es desgarrador: en México asesinan a 11 de nosotras cada día, cuyo único delito es haber nacido mujeres en un sistema opresor y patriarcal que insiste en apropiarse de nuestras cuerpas, de nuestras vidas; que persiste en la intención de explotarnos, de violentarnos, de mutilarnos de las maneras más perversas.

Las mujeres somos el sostén del estado, del país, del planeta. Durante este encierro hemos tenido que cumplir ya no con doble sino con cuádruple jornada pues, además del trabajo doméstico, del correspondiente a nuestras profesiones, oficios o estudios –sea en lo virtual o presencial–, así como el de las labores de crianza hacia las hijas e hijos, ahora nos suman el hecho de ser sólo nosotras –y no ellos– las responsables del aprendizaje académico de las infancias trasladado al hogar.

La carga mental y emocional que esto representa se intensifica ante las exigencias carentes de empatía de un mundo que no acoge ni a las madres ni a las criaturas, lo que de forma implacable y directa impacta negativamente en nuestras oportunidades de descanso, de desarrollo individual, de bienestar integral.

La pandemia ha traído consigo un incremento de crisis emocionales por las circunstancias referidas, además de una terrible ola de desempleo, de escasez económica y de sobreexplotación laboral, con lo que las mujeres resultamos las más afectadas pues sí existen, persisten y aumentan la feminización de la pobreza, la brecha salarial por género, o la violencia sexual, acoso y hostigamiento hacia nosotras dentro de los espacios laborales.

Sin olvidar las violencias vividas desde el contexto de la guerra contra el narcotráfico y la estructural intrínseca al modelo de desarrollo extractivista, que ha cobrado relevancia por el aumento en la explotación de nuevas minas en la entidad, lo que deriva a su vez en mayor contaminación del agua, en el acarreo de enfermedades, y esto en conjunto profundiza las formas de violencia en contra de las mujeres, sobre todo en el medio rural.

Asimismo, según estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, México alcanza el primer lugar en abuso sexual infantil con 5.4 millones de casos anuales, cuyas principales víctimas son las niñas, niñas que deben crecer en una cultura que insiste en debilitarlas, en moldearlas a su antojo, en bombardearlas con estereotipos sexistas, en someterlas y en domesticarlas a ravés de los abusos, del miedo, de la culpa.

Por todo lo anterior y muchísimo más, convencidas de la fuerza transformadora que representa la unión, nos rehusamos a que nuestra voz siga siendo silenciada.

La agenda política es clara: nos manifestamos en contra de cualquier estructura que dañe la dignidad y autonomía tanto de mujeres como
de niñas; de los sistemas que nos exploten, violen o destruyan, tal como hace el capitalismo que se sostiene sin reparo ni descaro gracias al esfuerzo y trabajo no remunerado de las mujeres.

Reclamamos a las instituciones públicas y empresas privadas que disminuyan la carga de obligaciones laborales para las madres de niñas y niños en edad escolar como un acto mínimo de empatía desde la premisa de la no explotación; también requerimos al Estado que proporcione un ingreso mínimo vital para las mujeres cuyo trabajo no es reconocido, así como para quienes han sido despedidas a causa del contexto pandémico.

Exigimos a las autoridades correspondientes que atiendan la agenda de las mujeres al garantizar una educación sexual integral, sin ninguna clase de prejuicios sexistas; el derecho a ejercer nuestra autonomía reproductiva, como en el caso de la despenalización del aborto porque, si nosotras parimos, nosotras decidimos.

Demandamos a la Fiscalía y a las autoridades involucradas que les den el debido seguimiento a todas las denuncias realizadas por parte de las mujeres hacia sus verdugos, pues ¿para qué se colocan un
listón morado o emiten campañas bonitas de apoyo si en los hechos permiten a los agresores continuar sus vidas en libertad, sin castigo alguno?

Ante este manifiesto, tomamos la decisión de sí salir a marchar hoy, Día Internacional de la Mujer, porque con pandemia o sin ella nos oprimen, nos violentan, nos matan; porque el Estado patriarcal, colonial, racista y clasista hace oídos sordos a nuestras peticiones. Por ello elegimos convocar a todas las mujeres que, al igual que nosotras, creen insostenibles e inaceptables las violencias que atraviesa nuestra experiencia diaria, a aquellas que en unión y desde la digna rabia deseaban marchar, alzar la voz, romper el silencio, porque las calles también son nuestras ¡y no lograrán callarnos ni recluirnos!

En el mismo tenor de protesta enfatizamos que nuestra lucha es anticapitalista, por lo que también acordamos un paro de labores: hoy no trabajamos, no cuidamos, no maternamos, no estudiamos, no
estamos al servicio de las necesidades de nadie, porque si nosotras paramos se para el mundo.

• Este 8 de marzo paramos y marchamos por una vida libre de violencia, de misoginia, de racismo, de clasismo, de opresiones.

• Paramos y marchamos por todas las que ya no están porque fueron asesinadas, porque fueron desamparadas por un Estado inepto y ausente.

• Paramos y marchamos ante la inacción y lentitud de las fiscalías.

• Paramos y marchamos contra la colonización de nuestras cuerpas.

• Paramos y marchamos porque nos faltan todas las que murieron a causa de abortos clandestinos e inseguros, las que encarcelaron por interrumpir su propio embarazo.

• Paramos y marchamos porque nos faltan las desaparecidas debido a la existencia de las redes de trata, por las víctimas de la explotación sexual.

• Paramos y marchamos porque nos faltan mujeres migrantes y de pueblos originarios asesinadas por prejuicios racistas.

• Paramos y marchamos porque nos faltan las lesbianas a quienes asesinaron por no cumplir los estándares de la heterosexualidad.

• Paramos y marchamos porque nos da la gana, juntas en las calles, en los empleos y en las casas; paramos y marchamos porque nos da la gana, juntas en la escuela, en las colonias y en las plazas.

• Este 8 de marzo nos organizamos porque somos la mitad del mundo ¡y reclamamos el espacio que nos corresponde!

8 DE MARZO DE 2021 – MOVIMIENTO FEMINISTA DEL ESTADO DE ZACATECAS