Amor, Gloria y Resurrección

Por Sigifredo Noriega Barceló

V Domingo de Pascua. Ciclo C
“Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros”
Juan 13,31-33. 34-35
‘Zacatecas,(15,05-2022).-Si quieres que el mundo esté lleno de amor, ama’, comparte en la red
una persona debidamente identificada. Tiene razón, pienso,
constituyéndome en improvisado calificador de contenidos. De vez en
cuando aparecen en las redes sociales hechos y frases
motivacionales. Una de ella describe a la Madre Teresa de Calcuta
dando consuelo a un cantautor que había perdido a su esposa e hija
en un accidente aéreo: ‘ahora que has perdido a tus seres queridos
tendrás más amor que dar’. Es muy cierto cuando se canaliza
cristianamente el duelo.

El Evangelio de este domingo nos revela que Jesús Resucitado deja
como testamento –dinamismo de la resurrección- el mandamiento del
amor. Esto significa que quien cree en la resurrección del Señor queda
implicado en el arte/tarea de amar. En el texto que escuchamos se
repite cinco veces el anuncio de la “gloria/glorificación”.

Juan presenta el amor fraterno como la mejor manera de manifestar la gloria de Dios.
La presencia y el dinamismo del Resucitado está garantizado si se
evidencia el amor de Dios en el “ámense unos a otros como yo los he
amado”.

La decisiva importancia que tiene el “mandamiento nuevo’” en la vida
del discípulo está fuera de duda. “Ámense los unos a los otros…” es
poner en escena un nuevo tipo de relación entre los seres humanos.
El Papa Francisco no pierde oportunidad para recordarnos la
necesaria dimensión social del Evangelio y, por tanto, de la misión de
la Iglesia.

El Evangelio afecta, pues, la base misma de todo lo humano.

Amar es la vocación fundamental de la persona. Todo lo
demás en la vida depende de cómo vivimos en el amor. No existe
mejor camino de humanización que el amor.

La gran novedad de este mandamiento es que la medida del amor es
el amor que ha vivido Jesús: “Ámense como yo los he amado”. Él nos
ha amado hasta el extremo, sin esperar nada. En cambio, los seres
humanos no podemos amar sin desear/esperar reciprocidad; la
estructura humana no soporta la idea de amar por amar. No se puede
vivir al estilo de Jesús si nuestro amor no es gratuito. “…Y por este
amor conocerán que son mis discípulos”. El cristiano está llamado a
amar todos los días, en cualquier circunstancia, al estilo de Jesús.

El amor efectivo al prójimo es la prueba decisiva de la fe cristiana.

Testimoniar el amor al estilo de Jesús en una sociedad marcadamente
egoísta es el gran desafío. El Evangelio cuestiona y desenmascara el
egoísmo que nos tienta a cada rato. Demanda incansablemente un
amor distinto, generoso, audaz, lúcido, gratuito. ¿Por qué ha
impactado a creyentes y no creyentes el estilo de vida de santa Teresa
de Calcuta?

Porque amó sin esperar nada a cambio. Amó por amor a
Dios. El amor es el único lenguaje/idioma que puede comprender todo
mundo. El amor del discípulo hace visible el dinamismo del Resucitado
para seguir transformando el mundo. Recordemos que todo gesto es
importante en el terreno del amor.
Los bendigo con el amor del Resucitado

*El autor es obispo de la diócesis de Zacatecas